Jardín vs. Jarrón. Jacintos

Los jacintos –Hyacinthus orientalis- son originarios de Turquía, Siria y el Líbano (Esperemos que quede alguno silvestre), y se sabe que en el S. XVI se llevaron algunos al Jardín Botánico de Padua. Estos bulbos eran de color azul sobre todo, y como los que fotografiamos al final, escuchimizados y con pocas flores.
A partir de su entrada en Europa, como pasó con otros bulbos orientales, sobre todo los tulipanes, se empezaron a «mejorar», cruzándolos entre distintas variedades para conseguir los bulbos que podemos comprar ahora, versiones del original corregidos y aumentados. En mi opinión, no han hecho más que conseguir que parezcan de plástico. A veces se caen por su peso, excesivo para el tallo, y es imposible que queden naturales en ninguna plantación, yo sólo los pongo en macetas, donde esa apariencia artificial puede dar resultado.

A pesar de eso, no podría pasar sin el perfume. De todas maneras, la rechonchez sólo les dura una temporada, a la siguiente revierten a su esencia. Eso sí, para que sobrevivan hay que plantarlos a dos veces su profundidad en el jardín inmediatamente después de florecer, con todas sus hojas, y no molestarlos más.




Los jacintos tienen la apariencia suntuosa de una joya, y eso que no os llega el olor…
Pasamos a los naturalizados: nada que ver.
