¿Os habéis planteado montar un negocio familiar alguna vez?
En nuestro caso, todo empezó, como todas las historias que vas entendiendo con los años, con nuestra madre.
La nuestra está, desde que tenemos uso de razón, rodeada de plantas y en botas de agua.
¿Cómo dimos con la idea?
Año tras años observábamos cómo, gracias a su dedicación y esfuerzo, el jardín iba creciendo y, de paso, se iban llenando de color los rincones más recónditos de la casa.
Al mismo tiempo, disfrutábamos al observar su mágico proceso de floración, quedando intrigadas por saber un poquito más.
Nos entraron ganas de llevar ramos de flores a nuestros seres queridos, y al ver cómo se iluminaban sus caras y casas, empezamos a plantearnos el arte de hacer de una forma de vida, nuestro sustento.
¿Cómo nos organizamos?
Nuestra madre aporta sus conocimientos, y sus dos hijas, mano dura y estética digital. Esto añadido a una pasión por lo natural, sin forzar la naturaleza y nuestras ganas de participar en la evolución del mercado de las flores a un modelo sostenible y orgánico dan como resultado esta iniciativa.
Ahora queremos haceros llegar esa curiosidad. ¿Os apuntáis?