Campos de Castilla





Llegados a este punto, vamos a explicar una cosa muy interesante (por lo menos para nosotras): cómo diferenciar los cereales más importantes que se cultivan en nuestro país. Hay muchos detalles que diferencian cada planta, pero vamos a centrarnos en la espiga, que es lo que más llama la atención, o en lo que más se fija un profano.
Cuando las plantas de cereal no tienen espiga, parecen una hierba cualquiera. Si nos fijamos en el tallo es redondo y hueco, y tiene a intervalos unas hojas que salen, rodeando todo el tallo (o no), y con unas pequeñas escamas hacia arriba en donde se desprende la hoja suelta. Esto es lo que distingue para los expertos cada tipo de cereal, pero no entraremos en eso que es muy complicado.
La espiga del trigo está muy llena y redondeada, no es plana; además no tiene casi «pelos», sólo las semillas, que se ven claramente.
La del centeno es redondeada, pero en cambio sí tiene «pelos».
La de la cebada es plana, con sólo dos granos de semilla por piso, y como la del centeno, es peluda.







La avena es la más fácil de diferenciar, el tallo es mucho más largo y además tiene los granos escondidos en una especie de triángulos grandes y muy vistosos; no es una espiga compacta, sino más abierta, las flores y los granos cuelgan libremente.