En la huerta rigen unos principios un poco diferentes de los que rigen el planteamiento del jardín:
1. Que lo que se planta, sea bueno. Si no se lo va a comer nadie, no vale más que para tener caracoles muy bien nutridos.
2. Que no esté envenenado. Nada de abonos excepto compost y caldo de ortiga o consuelda. Lo que queremos es comernos lo que sale.
3. Que sea bonito. Intercalamos las plantas de huerta con flores y las colocamos de una forma que sea agradable para la vista.
4. Que, como el resto del jardín, atraiga a los animales (Nos gustaría que no atrajera tanto a babosas y caracoles, pero es un precio que hay que pagar).
5. Que no sea aburrido. Procuramos plantar la cantidad justa de cada cosa para no cansar.
6. Que no se pueda comprar. Plantamos variedades de cada planta que no se vendan en los comercios, porque no se transportan bien, no producen mucho, etc. Sed un poquito originales. Por favor.
Uno de los mayores problemas a los que se está enfrentando el ser humano es el problema del espacio y se estima que la población mundial va a llegar a los 9 billones. Estamos en más de 7 billones y tenemos que pensar que la tierra no va a crecer. De hecho, todo lo contrario (¡que se nos derriten los polos!).
Es bastante raro que nuestra comida viaje más que nosotros (unos 2400 km.) y no es comida elegida por su sabor, sino por su apariencia. Son la mejor opción en resistencia y transporte.
¿No les resulta extraño?
Resulta más raro que sea algo tan lejano y externo para algunos, sobre todo por lo fácil que es.
Les sorprenderá ver lo que la tierra puede hacer.

Y no solo vamos a alimentarnos con ellas: van a decorar mejor con estos inmóviles seres vivos que con cualquier otra cosa.